Nosotros debemos tener el firme propósito de amar sin medidas y con total decisión pero eso no implica que seamos tontos y que nos dejemos manejar, manipular, agredir y dañar por los otros. Mucha gente se equivoca, ya que viendo que somos creyentes y que seguimos al príncipe de paz supone que somos personas opacas, mensas e incapaces de defender nuestros derechos. No sé si han tenido la experiencia de alguien que les dice: "pero no y que son cristianos, entonces porque pelean ese derecho". Nosotros somos capaces de dar nuevas oportunidades, de comprender ampliamente a los hermanos, de perdonar una y otra vez, de querer vivir en total armonía con los demás pero todo tiene su límite y así lo tenemos que entender. ¿Cual es ese limite? Creo que hay valores que marcan el terreno: por ejemplo no podemos ceder nuestra libertad, Dios respeta nuestra libertad y no obliga a nadie, pues tampoco nosotros podemos permitir que las personas nos impongan decisiones y busquen negar nuestra capacidad de autodeterminarnos. La dignidad, somos seres con un valor y no podemos permitir que nadie nos pisotee y nos trate como si fuéramos una basura. Eso no lo podemos permitir y en más de una ocasión le tenemos que decir a las personas que no estamos de acuerdo con sus comportamientos y que no lo vamos a permitir. Que nadie se sienta mal por hacerse valer. Ahora, es obvio que tiene que ser de una manera asertiva. Esto es, no se puede ser violento y perder el control porque estaría en el mismo nivel que la otra persona. Puede decir NO  y puedes mostrarles a los demás tu enfado y tu molestia por sus comportamientos. Lo importante es no perder la paz, es hablar con firmeza pero con tranquilidad.